Biografías de Los Grandes - Cine:En su última película 'La isla siniestra' del director Martin Scorsese apuesta nuevamente por el actor Leonardo DiCaprio ahora más abocado a un tipo de realización pomposa que, sin embargo, no deja de ser interesante....
La isla siniestra: hacia el extravío mental
En su última cinta, el director estadounidense Martin Scorsese apuesta nuevamente por Leonardo DiCaprio. Hubo un Scorsese visceral –el de ¿Quién llama a mi puerta?, Taxi Driver, Toro salvaje, Calles peligrosas o Buenos muchachos –, ese al que más de un cinéfilo reclama ante cada nuevo título del director estadounidense, ahora más abocado a un tipo de realización pomposa que, sin embargo, no deja de ser interesante.
La isla siniestra posee algo de la grandilocuencia visual ya vista en Pandillas de Nueva York, El aviador y Los infiltrados, aunque su intensidad, percibida tanto en la idea del miedo y paranoia del filme como en la concepción plástica de la fotografía de Robert Richardson –que le da esa apariencia de antiguo policial–, la hace un trabajo singular que entronca el "cine noir' con el thriller, el terror, la fantasía y, de todos modos, el melodrama.
REALIDADES. Es 1954 y el agente federal Teddy Daniels (DiCaprio, gran actor) llega a una isla donde funciona un centro de reclusión de alta seguridad para enfermos mentales. Daniels, junto con Chuck Aule (Mark Ruffalo), debe investigar la rara desaparición de una interna.
Pero, muy pronto, el agente Daniels es presa de alucinaciones y recuerdos vinculados a una tragedia familiar y a su traumática experiencia como militar –estuvo en la liberación de un campo de exterminio nazi– en la Segunda Guerra Mundial. Algo ocurre en Shutter Island, y Daniels parece ir hacia el desequilibrio total.
Entonces, el espectador debe ajustar su atención para intentar dilucidar qué fragmentos de la historia –basada en la novela de Dennis Lehane– corresponden a una realidad que parece desarrollarse solo en la mente de Daniels. Esa línea tenue establece una potencialidad en el desarrollo de la historia que, no obstante, ha sido vista por algunos como un recurso simplemente efectista, sobre todo por el sorpresivo giro de la parte final.
Al margen de si es o no una obra menor en la trayectoria de uno de los cineastas que más ha aportado al cine mundial, La isla siniestra es un largometraje muy eficaz que se construye, además, a partir de una serie de fuentes cinéfilas en las que Shock Corridor, de Sam Fuller, es la referencia más clara, sin dejar de lado el terror de Jacques Tourneur y de Mario Bava.
Incluso, Scorsese aún mantiene la inquietud para experimentar con la banda sonora de la película, al mezclar piezas musicales de Krzysztof Penderecki, György Ligeti, Gustav Mahler, Max Richter, Giacinto Scelsi, Brian Eno, John Cage y John Adams.
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En su última cinta, el director estadounidense Martin Scorsese apuesta nuevamente por Leonardo DiCaprio. Hubo un Scorsese visceral –el de ¿Quién llama a mi puerta?, Taxi Driver, Toro salvaje, Calles peligrosas o Buenos muchachos –, ese al que más de un cinéfilo reclama ante cada nuevo título del director estadounidense, ahora más abocado a un tipo de realización pomposa que, sin embargo, no deja de ser interesante.
La isla siniestra posee algo de la grandilocuencia visual ya vista en Pandillas de Nueva York, El aviador y Los infiltrados, aunque su intensidad, percibida tanto en la idea del miedo y paranoia del filme como en la concepción plástica de la fotografía de Robert Richardson –que le da esa apariencia de antiguo policial–, la hace un trabajo singular que entronca el "cine noir' con el thriller, el terror, la fantasía y, de todos modos, el melodrama.
REALIDADES. Es 1954 y el agente federal Teddy Daniels (DiCaprio, gran actor) llega a una isla donde funciona un centro de reclusión de alta seguridad para enfermos mentales. Daniels, junto con Chuck Aule (Mark Ruffalo), debe investigar la rara desaparición de una interna.
Pero, muy pronto, el agente Daniels es presa de alucinaciones y recuerdos vinculados a una tragedia familiar y a su traumática experiencia como militar –estuvo en la liberación de un campo de exterminio nazi– en la Segunda Guerra Mundial. Algo ocurre en Shutter Island, y Daniels parece ir hacia el desequilibrio total.
Entonces, el espectador debe ajustar su atención para intentar dilucidar qué fragmentos de la historia –basada en la novela de Dennis Lehane– corresponden a una realidad que parece desarrollarse solo en la mente de Daniels. Esa línea tenue establece una potencialidad en el desarrollo de la historia que, no obstante, ha sido vista por algunos como un recurso simplemente efectista, sobre todo por el sorpresivo giro de la parte final.
Al margen de si es o no una obra menor en la trayectoria de uno de los cineastas que más ha aportado al cine mundial, La isla siniestra es un largometraje muy eficaz que se construye, además, a partir de una serie de fuentes cinéfilas en las que Shock Corridor, de Sam Fuller, es la referencia más clara, sin dejar de lado el terror de Jacques Tourneur y de Mario Bava.
Incluso, Scorsese aún mantiene la inquietud para experimentar con la banda sonora de la película, al mezclar piezas musicales de Krzysztof Penderecki, György Ligeti, Gustav Mahler, Max Richter, Giacinto Scelsi, Brian Eno, John Cage y John Adams.
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