sábado, 22 de septiembre de 2012

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blog SONNY ROLLINS
SAXOFÓN TENOR

Theodore Walter 'Sonny' Rollins (New York, 1930) nació en el seno de una familia de emigrantes venida desde Las Islas Vírgenes, en las Antillas. Su hermano tocaba el violín y el comenzó desde pequeño a tocar el piano. Por aquella época y siendo adolescente, compatilizaba sus estudios en la Universidad con el saxofón alto, instrumento utilizado por Louis Jordan, por aquel entonces muy popular. Pasada esa afición inicial al saxo alto, adoptó definitivamente el saxo tenor y en New York, comenzó a frecuentar los ambientes boopers, y con dieciocho años, participó en sus primeras sesiones de grabación bajo la dirección del cantante Babs Gonzales, con el sello Capitol y con el trombonista, Jay Jay Johnson para Savoy. Ese mismo año de 1948, el pianista, Bud Powell, le elegía para formar parte de un quinteto -junto al trompetista, Fats Navarro - que dejó para la posteridad, los álbumes 'Bouncing With Bud' y 'Dance of the Infidels' para Blue Note ambos. Al año siguiente empezó a grabar regularmente para la casa Prestigie, bajo el liderazgo de Miles Davis, y ya en diciembre llegaron los primeros discos a su nombre.

Con una progresiva maduración artística e instrumental, Sonny Rollins, grabaría en 1953 y 1954 al lado de The Modern Jazz Quartet, Tkelonious Monk, Art Farmer y especialmente, con Miles Davis, y en una de esas sesiones de grabación, tuvo por fin la oportunidad de grabar con su idolatrado, Charlie Parker. En aquel año presentó sus primeras composiciones y algunas de ellas se han convertido con el paso del tiempo en estándares del jazz, como : 'Óleo', 'Airegin' y 'Doxy'. Dejó New York con una excelente reputación y se instaló en Chicago donde coincidió con su amigo, el batería, Max Roach, que actuaba con un quinteto en el que estaba, Clifford Brown, a la trompeta. Roach le propuso unirse a ellos en sustitución del saxo tenor, Harold Land, y su permanancia con el baterista, duró año y medio.

Sonny Rollins, grabaría al año siguiente el disco cumbre de su carrera: 'Saxophone Colossus' (Prestige, 1956) con Tommy Flanagan al piano, Doug Watkins, al bajo y Max Roach a la batería. En ese disco está el tema: 'St. Thomas', una composición que inaugura las inclinaciones de Rollins por el calipso -una herencia materna - y la obra maestra, 'Blue Seven', un blues conceptualmente extraordinario. Aquel gran año, se cierra con Sonny Rollins de jazzman de Thelonious Monk en el disco 'Brilliant Corners', otra logradísima obra de Monk. Al año siguiente modifica el formato de su música y cambia el soporte del piano y opta por el contrabajo y la batería. Así graba 'Way Out West' (Contemporary, 1957), la maratoniana sesión en el Village Vanguard (Blue Note, 1957) y la 'Freedom Suite' (Riverside, 1958). A pesar de su extraordinario éxito en los cincuenta, y de estar considerado uno de los grandes saxofonistas del momento, la aparición de Ornette Coleman y la eclosión de Coltrane, en su etapa moderna, le habían desplazado de la vanguardia del jazz de la época.

Decidió tomarse un respiro de un par de años donde se le veía muy a menudo ensayando de noche en el puente neoyorquino de Williamsburg -que une Manhattan con Brooklyn -y a la vuelta grabó para RCA en enero de 1962, otro de sus grandes discos: 'The Bridge'. En ese álbum, se ve a un Sonny Rollins sereno, majestuoso y con un estilo depurado. El cuarteto que acompañó a Rollins en esa grabación fue: Jim Hall a la guitarra, Bob Cranshaw, al contrabajo y Ben Riley a la batería. Al año siguiente graba con el maestro Coleman Hawkins, otro disco extraordinario a pesar de que ambos tocaban un sonido radicalmente distinto. En 1966 grababa la banda sonora de la película 'Alfie' protagonizada por Michael Caine y al año siguiente reúne la rítmica de Coltrane -Elvin Jones a la batería, Jimmy Garrison al contrabajo- mas Freddie Hubbard a la trompeta para grabar su postrero intento de subirse a la corriente free del jazz: 'Broadway Run Down' (Impulse, 1966).

Un nuevo retiro, esta vez desde 1969 a 1971 donde inicia un flirteo con el jazz rock que no parece convencerle. Visita la India, estudia yoga y religiones asiáticas y desconcierta a los críticos y puristas que, sin embargo, no se fijan en que Rollins conserva en el jazz rock mas elementos del bop que ningún otro músico. Ya, a principios de los ochenta, volverá a ser ese improvisador impetuoso y lírico que ha dejado atrás sus inquietudes. Riguroso y austero, preocupado por la perfección, no cesará jamás de explorar el jazz. Hoy, ya septuagenario y con un reciente disco en la calle 'This is Whaty it Do' (Milestone, 2000) Sonny Rollins, es, sin duda alguna, el último de los gigantes del jazz que continúa con vida.

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